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Resumen Conferencia de Otoño CAPEX: “Reinvención es la cura”.
Impartida por Leo Piccioli
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Por Martha Terrero


Facilitadora Capex
Project Manager PMP

La expectativa de vida de una persona en el 1913 era de 34 años y la vida promedio de una empresa de 67. En la actualidad, las empresas viven menos que las personas. Las estadísticas del 2017, un poco más de 100 años después, invirtieron esta realidad reflejando un cambio revolucionario donde la primera aumentó a 76 años y la de las compañías se redujo a 5 años, casi 15 veces menos. 

Frases como: “Más vale pájaro en mano que 100 volando”, o “Mejor malo conocido que bueno por conocer”, fueron usadas para educarnos y configurar nuestro modo de pensar desde nuestros primeros años de vida. Como consecuencia, aprendimos a abrazar el pasado, aferrarnos a la “seguridad” y la “estabilidad”. 

El desafío es cómo reaccionamos ante esto: ¿víctimas o protagonistas? 

Llegamos al mundo siendo víctimas, necesitando manos cálidas que nos sostengan y nos den alimento. Sin embargo, a medida que crecemos debemos pasar a ser protagonistas.

Las víctimas no asumen responsabilidad. Son impotentes. Se acomodan en lo que está fuera de ellos: la Ley de la Gravedad, el gobierno, lo que el cliente hizo, el correo que envió pero que el destinatario no leyó… en fin. 

El poder es incómodo. Ser protagonistas y hacernos cargo es difícil. Nos exige ser líderes de nuestro tiempo, entender que no somos imprescindibles y sentirnos seguros de nosotros. El protagonista toma las riendas y se pregunta “¿Qué debo hacer para superarme ante este desafío?

El enfoque de esta conferencia magistral de otoño de CAPEX se centró en los siguientes 3 puntos.

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Primero:

Todas las tareas repetitivas tienden a valer menos, incluso hasta llegar a cero, porque competimos con las máquinas y la tecnología. Desde los tiempos en los que se usaba un buey para el arado, luego un tractor y, más adelante, un tractor automático, la tecnología nos ha demostrado que va a triunfar por encima de la repetición porque siempre hay alguien en el mundo pensando en cómo hacer las tareas de manera diferente.

El desafío para los líderes es automatizar las tareas repetitivas y aprovechar el tiempo para las tareas más valoradas, las que solo pueden hacer los humanos. Esto hará que el mundo del futuro sea mucho mejor que el mundo del pasado. 

Segundo:

El trabajo de una empresa no es vender sus productos o servicios ni el de un colaborador cumplir con las metas de su área, es satisfacer las expectativas emocionales de su cliente: cómo espera sentirse al obtener ese producto o servicio que ha comprado. Dentro de estas emociones se destacan la comodidad al utilizar un artículo, la seguridad sobre cómo se llevaron los procesos, la confianza al recibir el servicio. 

Tercero:

Tu agenda es un reflejo de tus resultados. Por ello, existe un modelo de 3 pasos para dividir las tareas diarias en las partes más pequeñas posibles: “E.A.T.”

1. Eliminar las tareas que no son necesarias.

2. Automatizar todo lo que se pueda. 

3. Tercerizar o delegar.

El éxito en la aplicación de este modelo radica en entender que siempre hay alguien mejor que nosotros para hacer las cosas y encontrar personas mejores que nosotros para se hagan.

Para poder tener una confrontación sana con estos desafíos, el autor del libro “Soy Solo: Historias honestas de liderazgo para ser feliz en el siglo XXI”, nos demostró la fórmula del cambio:

C = I * P * V

Donde: 

C = Cambio. Debemos tener un motivo que nos lleve a querer cambiar. 

I = Insatisfacción. No hay crecimiento sin incomodidad. Si estamos muy cómodos, no vamos a querer pagar el precio de cambiar. 

P = Proceso. Las etapas que debemos reinventar porque el éxito que llevó a una compañía donde está, no es el que la va a llevar hacia adelante.

V = Visión. Pensada en base a un futuro a largo plazo.

Proyectar cómo queremos ver el futuro es el primer paso para crearlo. Tomemos el cambio como default y la estabilidad como excepción. Hay mucha gente que, de tanto cuidar su empleo, lo pierde. 

El cambio es inevitable: podemos elegir el momento o dejar que el momento nos elija. Elijamos ser pesimistas de corto plazo y optimistas de largo plazo.


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